Festival de literatura mexicana en Barcelona
Un festival que pusiera distancia de la imagen folklórica con la que de manera muy frecuente se nos presenta en el extranjero. Los sitios más emblemáticos de esta Barcelona incomparable, como sede para charlas y encuentro entre una treintena de críticos, editores, escritores de ambos lados del Atlántico y un público que se fue sumando a lo largo de la semana para terminar copando el auditorio del FNAC, el de la Plaza Cataluña, con la fiesta mexicana. Un nombre detrás de todo esto, Lolita Bosch, escritora, nómada universal nacida en esta ciudad e hija de hippies por confesión propia, que avala su oficio con media docena de reconocimientos, entre otros el Tirant lo Blanc otorgado por el Orfeo Català de México y cuyo intenso periplo la ha llevado a vivir en sitios como la India y Nueva York, el Baix Ampordà o sus 10 años en la capital de un México que la sedujo al punto que se asume “chilanga” pero, aclara, de esa ciudad formada también en la imaginación del escritor. Autora de la antología Hecho en México, un registro de escritores mexicanos editado por Mondadori y que dio nombre al festival con el que trajo a tierras catalanas el México moderno del mundo literario.
Un atractivo cartel promocional, firmado por Alejandro Magallanes, habla del tono en que se desarrolló el evento: un diablo bien colorado de largos cuernos, mirada fiera y dentadura peligrosa, esgrime un lápiz y nos recuerda una de esas figurillas de cartón con olor a cola de carpintería que acostumbramos “tronar” los sábado de gloria.
En el sótano de la Central del Raval, una de las librerías consentidas de los barceloneses y con la selección de Maria Fernanda Álvarez, se instaló una muestra de literatura mexicana a todo lo largo y ancho del recinto y en donde pudimos reconocer, entre los ejemplares, a alguno de los “queretanos nuestros” como Hugo Gutiérrez Vega, Román Luján, Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, al recién llegado Nacho Padilla y amigos como Pepe Malasombra entre otros.
En Casa América Catalunya, sede siempre atenta y generosa para difundir la actividad cultural latinoamericana, tuvo lugar el encuentro inaugural, “Cuando el escritor escoge patria”, entre la propia Lolita y el mexicano Enrique Díaz Álvarez, productor y director del video que registra la charla entre los escritores Enrique Vila-Matas y Juan Villoro, un filme de artesano armado con herramientas de poeta. En esta misma sede y en los días siguientes, se presentaron documentales sobre Andrés Henestrosa, Alejandro Rossi y Salvador Elizondo.
El tequila y guacamole de bienvenida tuvo lugar en la antigua fábrica Casaramona, edificio del modernismo catalán construido a principios del siglo XX por el arquitecto Joseph Puig i Calafalch y considerado monumento histórico de interés nacional, que hoy alberga las instalaciones de la Caixaforum, sede de la obra social de una de las principales instituciones bancarias del país, La Caixa. Su Aula número uno atestiguó el discurso, no siempre terso, de un Enrique Serna preciso y contundente cuando argumentó sobre las aduanas a las que hoy se enfrenta el escritor por cuestiones de mercado, más tarde Martín Solares cautivaba al respetable con su ágil verbo e intentaba hipnotizar a la audiencia para encaminarla a comprar libros. Una larga lista de participantes mexicanos, catalanes y españoles dejaron escuchar su voz en este recinto: Julián Rodríguez, Elena Ramírez, Rafael Lemus, Juan Cerezo, Eduardo Rabasa, Guadalupe Nettel, Jordi Soler, Jorge Herralde, entre otros, abarcando prácticamente todos los géneros de la literatura.
Sin duda un personaje importante lo fue el escritor veracruzano nacido en Barcelona Enrique Vila-Matas, quien goza de una espectacular simpatía entre su público lector. Escucharlo en su diálogo sobre ficción con Mario Bellatín, en la entrevista con Villoro o leerlo en novelas como “Lejos de Veracruz”, nos deja la sensación de haber conocido al más ladino de todos los catalanes. Poseedor de sabia palabra sin ser docta, sentido del humor que desensambla frases cuando son almidonadas, sonrisa que disimula mirando de soslayo y que remata con alguna de sus ya famosas citas; donde llega arriba el buen rollo, tanto es así que hoy el escritor se alarma ante un público que ríe aun antes de que él inicie su discurso.
Las Bibliotecas Francesca Bonnemaison y la Joan Fuster dentro de su ya tradicional ciclo “Vamos a hacer un café con…” incluyeron en la semana mexicana a Pablo Raphael, Enrique Serna y la entrevista frente a público que le hizo el periodista de la Vanguardia Víctor Amela a la escritora mexicana Alma Guillermoprieto.
La Librería Laie de Pau Claris, fue sede se las noches de poesía y narración con la participación, entre otros, de Núria Martínez-Vernis, Marti Sales, Julian Herbert, Jorge Ortega, Edson Lechuga, José Eugenio Sánchez, Arnau Vilardebó, Biel Mesquida.
El auditorio del respetadísimo Ateneu Barcelones, enclavado en pleno Barrio Gótico y bajo la presentación de Sameer Rawal, fue el escenario para lecturas de Bellatín, Herbert, Ana Colchero y cerrando la jornada del día, el número kitsch, punk, bailarina en escenario, video, strip teasse light, hip-hop y poesía de José Eugenio Sánchez: “…los periquitos disfrazados de guacamayas, torcieron el pico al ver a las guacamayas disfrazadas de guacamayas”, el auditorio se caía entre silbidos y aplausos.
Un festival que no de manera gratuita dio comienzo en San Juan de las Abadesas, tierra que vio nacer a Jaime Nunó, autor que puso música a la estrofas patrias que nos han llevado siglo y medio por el mundo gritando: “mexicanos al grito de guerra”, exaltación imaginable en estos lares solo bajo la organización y el sentido del humor, que también lleva sarcasmo, de esta mezcla singular de barcelonesa chilanga que es la Lolita y que con esta semana deja tendido un puente real entre las voces que se escuchan en ambas riberas del océano, ¡larga vida al “Fet a Mèxic”!