“Un mexicano en la maratón de Berlín”

Doce de Octubre, “Día de la Raza” y el recuerdo de tiempos idos cuando tenía lugar el acto de honor ante la estatua que se ubicaba en la esquina más erótica de Querétaro, según los conocedores. Ahí frente a la entrada principal de la Alameda, sobre la Avenida Zaragoza, existía una glorieta donde se erigía la columna que remataba con la efigie de quien se asegura acá es el catalán Cristòfor Colom, monumento que ahora enmohece olvidado junto al viejo estadio municipal, el mini de mi tierra. Formados en doble fila, vistiendo el uniforme de gala, asistíamos indiferentes al evento donde una banda de tambores y cornetas, llamada de guerra, nos castigaba el tímpano con desafinadas marchas militares. Seguía el discurso alusivo a la fecha en que nos fue dada la religión católica, después las consabidas referencias a una madre patria también indiferente, luego día de asueto. Antes de llegar a casa picar por ahí una rebanada de jícama rociada con jugo limón y chile en polvo o la de quiote, platillo de la gastronomía callejera hoy desaparecido…se me ocurre que en algún menú de postres apareciera: “Espuma de quiote, con garambullos del Batán”.
Años después comenzaron las voces a clamar que ¿cuál descubrimiento? Que ¿cuál conquista? Que ¿cuál civilización?. En la capital les dio por boicotear los actos oficiales y las protestas se extendieron tímidas por el resto del país hasta casi desaparecer el festejo y mucho me temo que pasará un largo tiempo antes de que la fecha alcance en aquella regiones el justo juicio de la historia…si es que ésta justicia ha existido alguna vez .
Acá en la península, al menos en Madrid, este es el día de la Fiesta Nacional cuya celebración incluye recepción de gala en la Moncloa y una espectacular parada militar por las principales avenidas de la capital. Los comentaristas en la televisión desbordados en sus referencias a la hispanidad, como se debe, y este año hablando también de los invitados de honor, los países que conforman la misión de paz que la ONU despliega en Líbano, situación que obligó a los organizadores a incluir en el desfile la bandera de las barras y las estrellas por ser los EEUU el país anfitrión de la organización. Algunos medios y los paparatzzis de la nota escrita centraban el comentario ante la expectativa de que el Presidente Zapatero iba a verse obligado a saludar la enseña estadounidense, les digo, por eso el Hola y los programas del corazón son tan populares. Frivolidades aparte, impresiona mirar la historia en vivo, como por ejemplo el paso de la guardia personal del rey, agrupamiento con más de 500 años de existencia, uno de los más antiguos de Europa.
Yo listo con libreta y lápiz para consignar las referencias a la otra parte de esta celebración, nosotros, el continente americano, nada, ni una palabra alusiva al mencionado “descubrimiento”, nada se dijo de aquella gesta y la otrora Nueva España como no haya sido para mencionar los soldados que de aquellas tierras, peruanos, venezolanos, ecuatorianos, han dado sus vidas por este país en misiones de guerra en Afganistán o en Irak. Ha de resultar intimidante pensar que existen más de doscientos millones de “primos” esperando que el pariente rico les eche una mano, mejor voltear para otro lado.
Como sabemos Catalunya en su corazón y en su historia no se siente España y por tanto la asistencia al evento de su President José Montilla despertó reacciones encontradas. El líder de Convergencia y Unión lo censuró duramente mientras la izquierda catalana, Esquerra Republicana, declaró, sin ocultar sarcasmos, que esto le parecía bien ya que todo mundo sabe que aquel “no es independentista”.
Los recientes atentados de ETA en el país Vasco y la quema de imágenes del rey en Cataluña han enrarecido el ambiente, lo que fue aprovechado para que algunos radicales abuchearan al Presidente Rodríguez Zapatero durante el acto. Los políticos, todos, lo han utilizado para jalar agua a su molino de cara a las próximas elecciones y como siempre, de espaldas una ciudadanía que construye su día a día no precisamente con la materia prima de los discursos y las promesas de aquellos.
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La Montse de Sarriá es toda una atleta, corredora de fondo e instructora de pilates. Tomó parte en la reciente maratón de Berlín, conoce mucho de nuestra historia moderna y por casualidad coincidió con el “moretón”, así lo llamó y así conocían en sus tiempos de bachiller al ex candidato presidencial Roberto Madrazo. Ella me da su versión sobre lo ocurrido en el evento deportivo sobre el que la prensa europea ha hecho escarnio, para regocijo de esa extensa audiencia amante de la nota rosa y el cotilleo.
Faltaban unos cuantos metros para terminar la competencia cuando ella, que tiene condición de caballo percherón, dio alcance al mexicano, lo reconoció y como también es poseedora de una curiosidad insaciable entablaron un corto diálogo entre jadeos, los de ella porque aquel venía “fresquito” y descansado. Lo primero que le llamó la atención fue que el atleta mexicano hacía la competencia enfundado en chándal, como le dicen acá a los pantalones y chamarra para hacer deporte, cuando todo mundo lo hacía ligero de ropas y sudando la gota gorda.
– No wey, la cosa es que me lesioné la rodilla unos kilómetros atrás y decidí abandonar.
La Montse que no se corta con nada, es camaleónica y está al tanto de los modismos aztecas, le respondió.
– ¡Órale wey!. Pero entonces ¿porque sigues en la carrera?.
La respuesta del mexicano, me dice, le pareció sincera y lógica ya que sabe del esfuerzo y el dinero que cuesta participar en estas competencias por lo que no duda en avalar como de buena fe lo que escuchó, además de que todo ocurrió muy rápido.
–Es que cuando me salí, me vestí y corté camino para llegar a tiempo a la premiación. Pero cuando…. mira -le dijo- ¡ya casi llegamos! De una vez termino porque se siente a toda máquina cruzar la meta.
Dice la Montse que los mexicanos tenemos expresiones muy chistosas para hablar. En fin, llegaron casi juntos cuando una nube de fotógrafos y reporteros los separo pero, me asegura, que alcanzó a escuchar como el tabasqueño trataba de aclararles que él no era el ganador. Lo que pasó después lo intuye, conocedora también de como están acostumbrados nuestros políticos a las lisonjas, presume que el mexicano derrotado por tanto adulón decidió aceptar como buena su victoria. Lo malo es que, como siempre, nunca falta un envidioso que fue con el chisme a la federación y ahora ya sabemos el final de la historia.
Barcelona 17 de Octubre del 2007