“–La vida, ¿cuando fue de veras nuestra?
¿cuando somos de veras lo que somos?”
O. P.
A propósito de los cubanos “liberados” en México por un comando, se dice perteneciente a esa entelequia conocida como los Zetas, hay que ir al google y buscar Blackwater para enterarnos del libro del periodista e investigador Jeremy Scahill, quien hace una descripción “del auge del ejército mercenario más poderoso del mundo” (Editorial Paidós). El negocio de la guerra y en particular de este ejército privado creado por Erik Prince, archimillonario, cristiano y radical de derecha que con ojo visionario ha reclutado la pedacera que dejan empresas como la CIA, el FBI, las oficinas de inteligencia y recogiendo también desertores de ejércitos regulares, o no tanto, como las FARC, guerrilleros centroamericanos y talibanes no lo dudo, ha montado un ejército que ya presta servicios en varias regiones del planeta con un control de calidad que el mismísimo gobierno del Señor Bush lo contrata para las operaciones más delicadas en su guerra contra el pueblo del Irak. Su fuerza se calcula entre 20 y 40 mil efectivos, nadie lo sabe a ciencia cierta, ni los congresistas de Washington que se cansan de solicitar información y no tenerla, vamos, ni del más mínimo reporte sobre su área de influencia, presupuestos, objetivos y mucho menos propósitos de esta fuerza privada. Si bien es cierto que es la “empresa” del ramo más importante trabajando en Irak, no es la única ya que Scahill estima en 600 las pymes dedicadas a este negocio, en donde sus empleados, entrenados en campos-escuela construidos para ello en la selvas colombianas, en Guantánamo o en los desiertos de Afganistán, son equipados con lo mejor del armamento moderno ya que las tarifas que cobran les permite dotarlos con la mejor parafernalia de la pasarela; honorarios que van de los 1200 dólares al día por elemento, cuando se trata de expertos veteranos, a los 34 dólares que se les paga a los recién llegados sin mayor experiencia. Asegura Scahill que Blackwater es capaz de derrotar a los ejércitos de la mayoría de los países democráticos y aquí es donde me viene un escalofrío. Si pensamos que el negocio de la droga mueve al año una cantidad estimada en 500 mil millones de dólares y para darnos una idea de la suma decimos que los Estados Unidos llevan gastados la mitad de esta cifra en su guerra de Irak y además afinamos la regla de tres para incluir en nuestra reflexión la oferta de ayuda para el plan Mérida que contempla 350 millones de regateados dólares, hablamos entonces que en el caso del combate al trasiego de la droga en mi país el plan yucateco viene siendo el tópico de la aspirina para curar un cáncer terminal. Mejor no pensamos que en el asunto de los refugiados cubanos se trata ya de una maquila por encargo. Me sumo al comentario de Ciro Gómez Leyva, escalofrío también leer como algunos de nuestros políticos se regocijan cuando las bandas masacran algún funcionario que aun cree en cumplir con su deber de servidor público.
El Presidente Calderón estuvo de visita por España, esto es huésped del presidente socialista Rodríguez Zapatero y recibido con muestras de cariño por la casa real, el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía, por tanto aquí en Barcelona nadie se enteró del evento. La Vanguardia, periódico de grandes ligas, ni una sola nota tuvo para la visita a contraparte de El País quien cubrió la gira, la concluyó con una extensa entrevista y en el suplemento dominical le dedicó su artículo de fondo a tratar de resumir ese fenómeno que se llama Tepito con todo y su culto a la Santa Muerte.
El Presidente Calderón es visto aquí como un demócrata, su discurso se escucha con atención y el ciudadano de la calle, cuando lo comenta, está convencido que este gobierno enfrenta al narcotráfico y a la corrupción al menos como no se había hecho antes. Sin embargo se sigue viendo estos estigmas, sin faltar a la verdad, como el mal endémico de nuestra patria pero sin tratar de ocultar que mucho tiene de heredado, “mira como vamos aquí con la corrupción urbanística”, me dicen los amigos.
Delicados nuestros legisladores se rasgaron las vestiduras por las declaraciones del Presidente mexicano a propósito de no ser escuchado en el congreso, y como la prensa ahora viaja en todas direcciones y de manera instantánea, acá también hay quien se entera que esos delicados representantes del pueblo son los mismos que se amparan contra el derecho de fumar sus habanos donde les venga en gana, que detienen leyes para castigar con cárcel a los conductores que lo hacen en estado de ebriedad (horror, por decir lo menos, causó la fotografía del conductor embistiendo una caravana de ciclistas en el Estado de México), que se asignan partidas públicas para viajar a China con el pretexto de capacitarse, justo en los días de la gesta olímpica, que se compran autos nuevos pero que reculan frente a la sentencia de una Suprema Corte que exonera a un gobernador y sus cómplices en probada complicidad con delitos de pederastia, los mismos que se niegan a dar curso a reformas esenciales para el país. En fin que la imagen de nuestros legisladores toca de cerca la ignorancia y la indolencia pero, eso si, acorde con esa imagen de pachangueros y simpaticotes que ya va siendo hora de cambiar.
Como perla, y del Bajío, nos enteramos del caso del edil Noe Zárraga acusado de acoso sexual. Las declaraciones del representante de su partido, Horlando Caballero, son insustituibles cuando afirma que el asunto tiene visos políticos ya que los demás partidos “quieren quedarse con Tequisquiapan” y “se aprovechan de su lado débil para balconearlo” Odiosas las comparaciones pero el autor de tales señalamientos, en una democracia auténtica, no permanecía en su cargo un minuto después de haber salido al balcón, como el mismo dice.
Para expiar culpas me lancé a caminar un trozo del Camino de Santiago, algo de la tradición queretana en su anual peregrinaje guadalupano corre por mis venas. Logroño-Burgos, 6 días, 130 kilómetros y ninguna ampolla. Sin saberlo llevaba yo por delante a otro queretano, él lo hizo completo, de los Pirineos a Finisterre, saludos a Fernando Sarvide y ¡buen camino! a los esforzados peregrinos de mi tierra.